En la fabricación de Laphroaig, la malta se seca sobre un fuego de turba. El humo de esta turba, encontrada solamente en Islay, da a Laphroaig su sabor particularmente rico. Tras la doble destilación a la que es sometido, se madura en barricas de roble de Kentucky durante diez años, cerca del mar, quedando en su sabor algo del yodo y la sal del aire atlántico.
Considerado por muchos expertos uno de los mejores whiskys del mundo.
Excelente compañero, que sirve como colofon de una maginifica comida o cena. Es para tener una buena copa en la mano, y compartirlo, es perfecto, la turba permanece siempre, sus aromas son potentes, recordando al mar, por su salinidad y humedad.y siempre apetece tomarse otra copa.
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